En ese sinfín de comparaciones con el pasado y el presente, Héctor Rivoira desmiente encontrar cierto parecido fílmico con Sylvester Stallone, en Rocky I. “En nada, ja, ja”, resuelve la consulta el entrenador de Atlético dejando de lado así el tono cómico de una entrevista de la que perdurará en el tiempo el lado serio de sus palabras, su compromiso y el del grupo por tomar uno de los cinco lugares disponibles a Primera en la zona B del Torneo de Transición.
“Chulo” cree haber encontrado la media ideal entre sus discípulos. “Los chicos están mucho mejor, más sueltos, más rápidos. Ajustamos más detalles así que, creo, vamos a llegar muy bien al domingo”, la confianza del técnico está un par de pasos delante de la duda. Es que sabe bien lo que pretendo y no piensa guardarse nada. “Desde el primer partido jugaremos una final del mundo. Me parece que es así, no podés especular, este torneo es muy corto. Tenemos que tratar de ser un equipo agresivo, sobre todo de local, pero sin desesperarnos porque podemos dejar huecos en el fondo. La idea es esa, buscar equilibro con jugadores de buen pie y con llegada pero que también tengan el esfuerzo colectivo para recuperar la pelota, juntarse y ser un equipo corto. Para ser un buen equipo tenés que defender y atacar bien. Las dos cosas”.
El primer mandamiento “decano” dice: “dejar todo en la cancha”. Rivoira está convencido. “Es lo que le digo a todos, hay que trabajar al límite porque todas van a ser finales”, insiste en no dejar volar puntos por distracciones o pifias propias. “No quedar desequilibrados o aislados”, ese es su segundo mandamiento.
Siendo este show un suspiro de apenas cuatro meses, no imponer condiciones en 25 y Chile es un pecado capital. “Sí, es una realidad y acá hay que tratar de hacerte muy fuerte, aunque puedas recuperar algo afuera como siempre. Quizás sacás más puntos afuera pero eso lo irá marcando el campeonato”, dice “Chulo”, y como la futurología no es un negocio rentado ni prometedor, Atlético no puede darse el lujo de ser caritativo en el “José Fierro”. “En nuestra primer etapa, cuando ascendimos, el Monumental fue donde más puntos sacamos. Éramos muy firmes. Ahora hay que marcar eso. Tratar de que los tres puntos queden en Tucumán”.
Se habla de estrellas, de tipos consagrados, de futbolistas que vinieron con chapa. Rivoira le baja el copete a tanta miel. “Yo no noto un equipo de grandes figuras, entre comillas, figuras de renombre. Si te ponés a ver, los chicos que hemos traído son jugadores jóvenes que han tocado Primera pero no son grandes figuras de nombre. Son grandes jugadores, sí”, aclara y luego entrega la verdad de por qué seleccionó a estos comensales. “Busqué jugadores que tengan hambre, busqué hombres que sepan que en enero podemos estar en Primera; busqué jugadores que vengan a jugársela en estos cuatro meses para estar todos en donde Atlético merece estar”.
Creérsela es un tropezón que Rivoira no está dispuesto a dar. No se lleva por los elogios hacia un plantel con chapa previa de futuro campeón. “No, no. Acá habrá una lucha constante, nosotros somos uno más de los firmes candidatos a estar entre los cinco primeros, porque así lo sentimos. Ahora lo tenemos que asumir”.
Si Atlético fue generoso antes, “Chulo” busca despertar su lado avaro. “No hay que regalar nada desde el inicio, ahí está el tema”. Y ese tema es el deseado ascenso.